Una subasta notarial es la venta pública de bienes muebles o inmuebles reglamentados por un procedimiento judicial. Las subastas pueden ser realizadas en los juzgados, pero también a través de los notarios.
En la fase de liquidación de los concursos de acreedores, las subastas notariales son una herramienta para conseguir el líquido que cancele las deudas a los acreedores. La convocatoria a una subasta debe ser publicada en el BOE con los datos de notario, bien subastado y condiciones. En algunos casos los valores no estás especificados, por lo que se requiere la participación de un perito.
La participación en una subasta notarial incluye determinados requisitos interpuestos para cada proceso de compra venta. Asimismo, hay que aceptar los términos y condiciones de las subastas que se realizan online.
La subasta se inicia en la fecha y hora publicada con los interesados presentes. Por lo general hay una puja mínima, que es la cantidad que se establece para evitar que se manejen valores no acordes a los bienes en venta. La mejor postura será el adquirente del bien subastado. Las ofertas presentadas en el sistema son irrevocables.
El rechazo de una subasta adjudicada, ya sea porque no desea continuar con el proceso de adquisición o no presenta la documentación necesaria, deberá responder según las exigencias de la ley. Asimismo, se podrá declarar adjudicatario al postor que le sigue en el orden de la subasta llevada a cabo.
Una subasta también puede suspenderse, por lo que el procedimiento se paraliza de forma permanente. En caso de una reanudación de la subasta, el proceso debe comenzar desde cero.
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