Un concurso de acreedores es un procedimiento de tipo judicial al que se someten personas o empresas en estado de insolvencia para garantizar el pago a los acreedores. En el momento de la declaración de un concurso se deben designar administradores concursales, que serán los que cobren en primera instancia sus honorarios. Las cantidades a cobrar, se basarán en un porcentaje de los activos y pasivos del concursado en cuestión.
Lo primero que se debe pagar en el concurso de acreedores son los créditos contra la masa, es decir los que se generaron cuando la empresa se declara en concurso. Se incluyen entre estos los salarios de los últimos treinta días, indemnizaciones a partir de ese momento, además del administrador concursal.
Una vez cancelados los créditos contra la masa, se procede al pago de los créditos o deudas contraídas antes de la presentación en concurso. Los créditos privilegiados de carácter especial o general son los segundos en la lista de cobro. Dentro de los primeros están las deudas con hipotecas, en el segundo grupo los salarios atrasados.
En el último lugar se encuentran los créditos ordinarios, dentro de los cuales están los proveedores. Asimismo, aquellas deudas que no se engloban en el marco de las clasificaciones anteriores.
Es importante destacar que las deudas contraídas con socios, previas a la declaración del concurso de acreedores, así como las multas y otras sanciones, difícilmente se puedan cobrar. Las cantidades reclamadas en esta instancia tienen pocas posibilidades de cancelación por parte de las empresas, según el orden impuesto por ley.
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